
El fenómeno de las grandes disqueras, circunscritas hasta entonces a la ciudad de Lima llega a su fin, iniciándose con este un período caracterizado por la proliferación de pequeños sellos regionales que generan a su vez sendos flujos económicos en sus propios territorios alrededor de ritmos que hasta entonces habían permanecido invisibles para la industria nacional, como los huaynos con arpa, el bombo baile, y las diferentes vertientes de cumbia.
La historia musical que vamos a contarles a continuación se enmarca a su vez en una etapa de transformaciones importantes para el país:

Lo que nos enseña este proceso es que las industrias musicales no son un fenómeno cultural nuevo en el país, sino que han formado parte de nuestra historia desde que tuvimos capacidad de grabar aquí mismo nuestra música.

Nada ha sido inventado. Los nuevos festivales y disqueras que llenan estadios y acumulan millones de reproducciones en YouTube son herederos de amplios mercados de músicas peruanas, cuya magnitud jamás habría sido imaginada por Montes y Manrique cuando bajaron del vapor que los trajo de Nueva York.















Mírate. Escúchate. Todo esto es tu país.
Lima